Eat, Pray, Love

Hace unos días vi la película que le da titulo a esta entrada (Eat, Pray, Love) y la verdad que me he sentido identificado con algunas cosas de la película, creo que con muchas de ellas, y me he puesto a analizar el personaje de Julia Roberts, y creo que muchas personas se han sentido en algún punto de su vida como se sintió Elizabeth en su momento, porque muchas veces no nos detenemos a mirar las cosas simples de la vida, aquellas que de verdad valen la pena, aquellas que nos acercan a Dios y nos hacen humanos, y nos dejamos convencer por las personas que creemos son las que merecemos, o por las cosas que pensamos  es lo que necesitamos.

Elizabeth, al igual que muchos seres humanos caen en este ciclo constantemente, en el que se convierten en aquello que la persona que tienen al lado quieren que sea, cambiando así constantemente su esencia y su personalidad, dejan que la persona de turno sea quien edifique su vida, y les digan que hacer o que pensar, o simplemente hacen lo que sea para complacer esta persona de turno, aunque eso les haga infelices, cosa que de ninguna manera nunca debe de ser.

Las personas tienden a buscar la felicidad dentro de otras personas, dependiendo del todo de estas para ser alguien, para hacer algo, para lograr sus sueños o simplemente para ser feliz, porque no se tienen así mismas, porque no les gusta lo que son, porque tienen miedo a la soledad, tal vez, a ser felices por si mismas, o por que como Elizabeth tienen vacíos existenciales que quieren llenar con los demás.

Las personas no buscan dentro de si mismas las cosas que necesitan, porque tienen miedo a encontrarse a si mismos, porque no se detienen a conocerse, a amarse, a valorarse como seres humanos únicos e irrepetibles, como hijos de Dios. No les importa vivir una vida infeliz al lado de alguien que no les llena del todo, porque creen que no encontraran a alguien mas, pero la vida esta llena de gente, gente diferente, gente que tiene una esencia que combina en perfecto estado con la nuestra, y eso es porque no dependen de otros para ser felices, porque han encontrado el equilibrio que Elizabeth tardo un año en encontrar, porque como dije antes, el amor trabaja en conjunto con otros sentimientos, con otras cosas, es como el ingrediente principal dentro de una receta, no puede faltar, pero tampoco pueden faltar los demás ingredientes, porque entonces no hay equilibrio.

Todos necesitamos amor, todos necesitamos encontrar el equilibrio perfecto, pero en síntesis, no existe ese equilibrio perfecto si no aprendes a amarte a ti mismo como hijo de Dios y como parte de su creación divina, si no pierdes el miedo a estar solo, el miedo a encontrar ese "yo" interior, ese miedo a despertar, a revivir, a ver ese Jesús que todos tenemos dentro. La vida es un momento, un regalo que al final debemos devolver porque no nos pertenece, le pertenece a Dios, le perteneces a él por entero, por lo tanto antes de amar a otros, amate a ti primero, antes de encontrar el balance en tu vida en pareja o con los amigos, encuentra el balance interno, porque tú eres el eje de toda tu vida, eres el eje de tu universo.

No tengas miedo a amar, no tengas miedo a estar solo, no digas que no hay nadie a tu alrededor, porque aunque no veas a nadie a tu alrededor, tú estas ahí y es por eso que no te encuentras solo, y si te detienes un momento a mirar fijamente podrás ver ese Jesús del que te hablo junto a ti, ademas de que entre la niebla siempre hay alguien que te espera y que tiene una historia que hace match con la tuya. Si el amor no esta donde estas ahora, muévete, cambia de lugar que puede que lo encuentres donde menos esperas... dentro de ti.

Podría escribir mas cosas sobre la película, porque lo que aprendes es mucho, pero te invito a verla y sacar tus propias conclusiones. Perdonate si tienes que hacerlo, grita cuanto quieras, llora, ríe, come, reza y ama, pero haz lo que tú quieras hacer, no lo que otros te impongan.

Tampo Kachi.