Por los pasillos de la vida uno anda, y constantemente se encuentra con obstáculos o impulsores, vienen de diferentes maneras, en formas de personas, de situaciones o de cosas.
Hay que saber elegir que tipo de huella dejan estas cosas en nuestro interior y que tanto van a permanecer tatuadas en nuestra alma. Las cosas no tan buenas, esas que muchos llaman negativas, suceden para enseñarnos algo de nosotros mismos, para forjarnos, edificarnos y hacernos más fuertes, tal vez para mostrarnos como no hacer las cosas y como no debemos ser.
Las cosas buenas, que muchos llaman positivas, suceden para alegrarnos la vida, y mostrarnos que hay mucho más que cosas no tan buenas en la vida. Si, ambas dejan huellas en nuestro interior, pero en cada uno de nosotros está la decisión de darle forma a esa huella una vez queda marcada. Porque podemos hacer como hacen aquellas personas que a sus cicatrices le dan forma y color con hermosos tatuajes, esos que hacen arte de una herida, y crean belleza a partir del dolor.
Todos tenemos grietas, todos tenemos cicatrices, algunas más visibles, profundas y grandes que otras, pero que siguen siendo grietas al fin y al cabo. En ellas hay también belleza, sólo que algunos no saben verla.
Crea belleza a partir de tus heridas, dales otra forma y otro color, usalas para edificarte y ser una mejor versión de ti mismo, no como una excusa para estancarte, herir o sellarte en murallas creadas con la excusa de protegerte, pues esas murallas a la corta o a la larga no sirven más que para herirte más, y en algún momento se derrumban y lo que queda bajo los escombros es más dolor.
Bendiciones,
Rafael.
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