Lamento.

Lamento no haber estado cuando debí estar, lamento no haber escuchado cuando debí escuchar, lamento no saber sido cuando debí ser, lamento no haber celebrado mis victorias, y haberme rendido ante los fracasos, dándoles prioridad, enfocándome tan solo en ellos.

Pido perdón por las veces que me aleje de mi reflejo, lamento haber dejado de ser un niño, lamento haber dejado de ver el mundo a través de la fantasía del pinocho que una vez fuí, lamento haber abandonado la inocencia del infante y la luz del chiquillo de cartón, para convertirme en una sombra del silencio, del adulto sin chispa que ha abandonado su camino y que no sabe que la vida no es tan sólo un único destino.

Lamento haber abandonado el amor aún sabiendo que era la única salida, lamento haberme convertido en un ser silente en los momentos en que debí seguir siendo un niño cargado de sueños. Lamento haber huido, lamento haberme negado, lamento haberme escondido y apartado del camino.

Me pido perdón por las veces que dejé entrar fantasmas, me pido perdón por la veces que dejé de lado mi magia y mi esencia por cumplir con quiénes no la entendían, lamento haber desechado el verde del pasto por vestirme únicamente del marrón del fango para pasar desaparecido.

Lamento haber dejado de cantar esa melodía que compuse, lamento haber tenido miedo por tanto tiempo, lamento dejar que otros eligieran por mí, lamento haber pensado que el tiempo sería eterno y haber dejado pasar la vida sin haberla vivido realmente. Lamento haber sido cobarde cuando debí ser más fuerte, lamento haber guardado silencio cuando debí hablar, lamento ocultar mi sonrisa para no molestar, lamento ocultarme bajo la sombra de la tristeza cuando el destino me decía que debía brillar con la alegría.

Lamento tanto no haber escrito antes sobre este sueño, pero ahora que me doy cuenta todo lo que lamento, es que realmente lamento no haberme perdido antes, justo cuando fui capaz de encontrarme.