Me sacaste de la oscuridad, me tomaste de la mano y fuiste para mi como un faro que guiaba un barco perdido, y fui tan iluso que pensé que con mi amor podría salvarte a ti.
Me quedé cuando las circunstancias me gritaban vete, me quedé cuando con tus acciones me empujabas hacia un abismo de rencores no merecidos, creía que una caricia bastaría para devolverte la vida, creí que una lágrima mía saciaría tu sed; pero con cada lágrima nacieron estrellas y con cada estrella intenté guiar tu camino.
Creí que sacrificándolo todo sería suficiente, creí que el amor bastaba, creí que siendo lo mejor que podía ser, aceptarías mi mano y cambiarías el rumbo, intente darte paz, perdón y olvido. Y Cada estrella que nació de mí, brilló para ti, cada una guardaba como yo, la esperanza de que de mi aprenderías a amar, no sólo a mi, también la verdad, la vida, la luz y a ti misma.
No quería cambiarte, aceptaba cada sombra que albergabas en tu alma, cada cicatriz de heridas pasadas, cada máscara que al mundo mostrabas, y aún así tenia la esperanza de que encontraras en ti a esa persona que veía en tus ojos, y dejaras atrás ese monstruo que decías ser, pero nada te bastaba.
No puedo ser tu salvador, no puedo rescatar tu alma, no mientras me rechaces, no mientras te rehúses a ver lo que cada día ganabas, pues hay bendiciones que al no aceptarlas fracasan, y terminan siendo un dolor en el alma.
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