En ocasiones la vida pone en nuestro camino, personas, situaciones, emociones y sentimientos que al principio no entendemos, pero que resultan ser lo que necesitamos para sanar, para avanzar, para ser felices. Muchas veces esto sucede y no solo no entendemos el porqué, tampoco las miramos de frente ni las abrazamos hasta que ya es muy tarde para sostenerlas. Las cosas que no se aprovechan se esfuman, así que No se puede dar por sentado nada en la vida, pues la misma no tiene garantías, sólo sabemos del ahora y no de lo que vendrá después, ni de lo que se irá tampoco, o de lo que va a cambiar.
A veces resulta que tenemos la felicidad justo ahí y no lo notamos por estar empeñados en lo que nos falta, o en lo que teníamos antes, cuando resulta que lo que tenemos ahora es mucho mejor que aquello que perdimos. De vez en cuando la vida nos da un golpe que duele justo antes de darnos un abrazo, o nos quita algo que queríamos justo antes de darnos algo mejor. Si algo no permanece en tu vida, en tus recuerdos o en tus pensamientos es porque no vale la pena que tenga un espacio en tu vida, no te empeñes en guardarle ese espacio cuando afuera puede estar esperando algo mejor para ti.
Muchas veces nos empeñamos en personas que no nos merecen y que no nos valoran, y perdemos de vista a quienes dan todo de sí por hacernos mejores personas, por hacernos felices y parte de su felicidad. Hay que saber elegir bien, hay que saber elegir a quienes nos defienden, a quienes nos apoyan, a quienes a pesar de todo siempre están ahí para dibujar una sonrisa en nuestros rostros, esas personas que siempre aparecen en el momento justo, y que nos llevan a ese lugar especial donde no tenemos nada en qué preocuparnos.
Hay personas que solo se encuentran una vez, no sólo personas también muchas otras cosas que sí valen la pena.
Déjate llevar a un lugar donde no tengas nada en qué preocuparte.
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