Yo no estaba buscando el sol en los ojos de nadie, ni siquiera en mis propios ojos, me bastaba con ver el cielo y ahí estaba la luz, pero la vida te mueve y te coloca en lugares inesperados cuando se le antoja, y entonces descubrí un nuevo sol en tú mirada, en tus hermosos ojos vi el sol, en tus hermosos ojos vi mi reflejo.
Yo tan sólo escuchaba mi voz en el silencio, no buscaba otros sonidos que no fueran reales, y de pronto tu voz surgió y te encontré en todas partes, tan real como yo, tan hermoso y palpable, alcanzable y caliente, tan vivo y alegre, una vida tan linda, una invitación hermosa.
¿Cómo decirle que no? ¿Cómo rechazar algo tan hermoso a pesar del miedo? Si te alcancé y me alcanzaste, si te abracé y me abrazaste.
No te esperaba, no te imaginaba, no te soñaba ni te pretendía, pero llegaste tú y por algo sucedió, llegaste tú y dejé la puerta abierta.