A veces podemos perderlo todo en un segundo, y es cierto que cuando esto sucede, cuando todo lo que conocemos, lo que amamos, a lo que estamos acostumbrados, cambia o desaparece, se hace difícil continuar con la vida, nos duele mucho perderlo todo y las lágrimas aparecen, pero dentro de todo ese proceso de dolor y desprendimiento, siempre resulta que surge una nueva oportunidad para vivir, para aprender cosas nuevas, para reconocerte en una nueva piel, para desenterrar esos sueños que guardabas en un rincón.
Cuando todo lo que solíamos conocer cambia, no hay mas remedio que cambiar con ello, soltar las cargas, dar gracias por todo y aprender. No podemos quedarnos encadenados a lo que fue y ya no será, no podemos insistir en permanecer de pie frente a las cenizas de ese mundo que murió, hay que abrir la puerta y ver mas allá del horizonte, los nuevos atardeceres, los nuevos despertares, la nueva vida.
Los cambios son la manera en que la evolución nos dice que debemos movernos, que debemos soltar viejas capas y descubrir algo nuevo en nosotros, en el mundo que nos rodea. Hay que atreverse a dar nuevos pasos, a pesar de la incertidumbre aprender cosas nuevas que antes temíamos aprender o no creíamos necesario aprender, tal vez porque alguien ya las hacia por nosotros o por miedo a darte cuenta que serias bueno en ello.
La vida es un constante ir y venir, abrir y cerrar, soltar y agarrar. Para tener las manos llenas primero hay que tenerlas vacías. A veces las sorpresas resultan mejor de lo que esperabas.
Aprende a conducir....
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