El valor de lo que no se ve

Hay quienes no perciben el valor de las cosas, de los momentos, de las personas, de las oportunidades. No perciben el valor de las cosas que no se ven, y no porque no puedan percatarse de ello, sino porque no se dan el permiso de percibir o de aceptar, el valor incalculable que tienen las cosas.

Personas que no aprenden de las experiencias pasadas, y vuelven a cometer los mismos errores, lastimandose y lastimando a los demás, personas que transitan por el camino de la indiferencia y no se detienen a pensar en lo que provocan en los demás, luego cuando ya es tarde, entonces lloran por los errores cometidos y que ya no pueden reparar, lloran por las personas que perdieron y que ya no pueden regresar.

Pero, tal vez aún estás a tiempo de detenerte a pensar y preguntarte, si Estas dispuesto a perderlo todo por tu actitud y tu orgullo? Por no aprender a dar un mejor trato a aquellos que lo merecen? Entiende que los demás no están dispuestos (ni tienen porque estarlo) a aguantar siempre malos tratos, entiende ya, que el precio por no aprender será la soledad.

No se puede estar la vida entera repitiendo los mismos ciclos, desechando las cosas que valen la pena, desvalorando y descalificando los demás y sus sacrificios y todo lo que hacen por ti. Aprende a darle valor a las cosas y a las personas, dale valor a las cosas que no se ven.

Todo cambió

Yo había jurado no amar otra vez, ya había perdido las ganas de encontrarte y de volver a vivir, ya había acomodado los muebles y limpiado la casa por dentro, para no engañarme, para no sufrir por algo que no llegaría, Pero apareciste tú, con tu sonrisa, con esos ojos llenos de alegría y esa voz que me calma, y todo lo que había prometido no hacer, todo lo que había acomodado en mi, cambió.

Ya no podía ser el mismo después de encontrarte, ya no podía quedarme estancado en el lugar que había elegido, necesitaba volar a otros espacios y redescubrir la vida.

Abriste puertas que había cerrado, despejaste el camino para mi, derribaste las paredes de cristal que protegían mi alma del dolor, haciéndome sentir emociones que no había vivido...